¡Saludos, estudiantes!. ¡Pasad!. ¡Pasad!. ¡Al fondo queda algo de sitio!. Hoy quiero compartir con vosotros algunas ideas sobre el enfoque que todo estudiante debiera realizar alguna vez que otra sobre su propia vida, sus proyectos de futuro y su imagen de sí mismo como alumno y como persona.
Si bien estas propuestas de reflexión nacen de conversaciones que suelo mantener con alumnos de Bachillerato discutiendo temas como la PAEG (o como se llame la selectividad en el momento en que lees este texto, porque vaya carrerón llevamos, hijos), elección de carrera profesional, satisfacción personal o relaciones con padres y amigos, quiero recalcar que todas estas ideas pretenden ayudar a cualquier persona que esté atravesando una crisis personal de cualquier tipo (familiar, laboral, que haya perdido tu equipo de fútbol... ¡yo qué sé!).
Así que empezamos con nuestro particular decálogo, ¡lee esto atentamente!:
1. Te vas a morir igual.
¡Saludos, amiguetes y amiguetas!. ¡Pasad!, ¡pasad!, ¡poneos cómodos!. Coged una cervecilla de la nevera y acoplaos por donde podáis, que el tío Antonio va a volver a explayarse a gusto sobre un tema que le parece interesante, ¿qué motivos puede tener un centro educativo para comprar e incorporar a su día a día una impresora 3D?.
¡No me negaréis que el tema va como anillo al dedo a cualquier conversación de cuñados!. La impresión 3D (o 3D printing, para los políglotas) empezó como la típica noticia curiosa que te ponen de relleno en los telediarios, antes de los deportes, y en apenas un año y medio, ¡pam! puedes ver noticias sobre impresión 3D en todas partes. Que si impresión de prótesis de carácter médico, que si robots impresos en 3D, ¡incluso he llegado a ver por la tele noticias que hablan de casas fabricadas por esta técnica, y ahora están hablando de imprimir comida!.
Como buen fanático de esta tecnología, soy un convencido de que es algo irrenunciable en cualquier colegio o instituto del siglo XXI. De hecho, ni siquiera es caro. Por unos 500 €, cualquier centro puede contar con su propia impresora. Aquí tenéis la primera que yo monté con mi amigo y compañero Félix:
El problema, normalmente, es montarlas, pero con ayuda de Internet y de los propios manuales de instrucciones no es más difícil que montar un armario de Ikea. Ahora bien, cuando surge este tema en conversaciones con compañeros de otros colegios o institutos, si bien nadie rechaza las posibilidades de esta tecnología en Educación, concretar sus funcionalidades en actividades de enseñanza-aprendizaje se vuelve algo más difícil.
Read more: ¿Para qué quiere un colegio de Primaria una impresora 3D?. ¡Adelante, cuñados!
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Como comentaba en la descripción de esta categoría, estos artículos no tienen más objetivo que el de permitirme expresarme como ser humano y publicar mi propia opinión sobre todo aquél asunto que yo considere interesante. No hay que decir que no pretendo evangelizar a nadie, ni causar tensiones o cismas con ningún lector. Esta es mi web, y me he guardado un sitio para decir lo que quiero. Punto.
Así que, en primer lugar, permite que me presente. Me llamo Antonio. Soy profesor de Tecnología, de Informática, de Robótica... y de lo que surja. También, por ejemplo, doy clase de Ciencias Aplicadas a alumnos de Formación Profesional Básica. Aquí os dejo una foto mía, para que vayáis conociéndome: