¡Hola!. ¡Bienvenido a esta nueva sección!.
Como comentaba en la descripción de esta categoría, estos artículos no tienen más objetivo que el de permitirme expresarme como ser humano y publicar mi propia opinión sobre todo aquél asunto que yo considere interesante. No hay que decir que no pretendo evangelizar a nadie, ni causar tensiones o cismas con ningún lector. Esta es mi web, y me he guardado un sitio para decir lo que quiero. Punto.
Así que, en primer lugar, permite que me presente. Me llamo Antonio. Soy profesor de Tecnología, de Informática, de Robótica... y de lo que surja. También, por ejemplo, doy clase de Ciencias Aplicadas a alumnos de Formación Profesional Básica. Aquí os dejo una foto mía, para que vayáis conociéndome:
La uso mucho como avatar en diversas redes sociales. No es la que más me favorece, pero creo que me define bastante bien. Por eso me gusta y la utilizo.
Sobre lo que hago
Deja también que te hable de mis aficiones: por supuesto, me apasiona la Tecnología: todo lo que tiene que ver con Informática, con Programación, con Robótica... me absorbe. Me apasiona. Tengo una impresora 3D en casa. En esta otra foto me peleo con la de mi instituto para imprimir la cabeza de un robot Zowi:
Mi otra pasión son las artes marciales: he practicado Taijitsu, Muay Thai, Boxeo, Full Contact y en la actualidad tengo un cinturón negro de segundo grado en Kick Boxing. El camino por el que he optado los últimos años es el del Aikido, que tiene pinta de ser definitivo para mí, aunque me resulta dificilísimo. De momento, me he quedado en cinturón azul. Casi todo este camino lo he recorrido dentro del Club Deportivo Bunkai, en Ciudad Real. Ahora estoy probando también con el Karate.
Para aquellos que no conozcan demasiado este tipo de prácticas, permitidme que aclare una cosa: SOY PACIFISTA. Me horroriza la violencia. El camino de las artes marciales es, principalmente, la búsqueda de uno mismo y su lugar en el mundo, al menos para mí.
Y vamos con mi tercera pasión: mi familia. Mi mujer y mis hijas. Ésta es definitivamente la que gana por goleada a las otras dos, y la que realmente merecería que le dedicara todo mi tiempo. Me quieren. Me soportan. Me obligan a revalidarme cada día y a ser cada vez mejor, para poder estar a la altura de lo que se merecen. Sólo la calidad de este amor es precisamente el que me da margen para poder dedicarme a la Tecnología y a las artes marciales. Os quiero, chicas.
Pero gustar, gustar, ¿sabes lo que realmente me gusta?:
Lo que a mí realmente me gusta es tener razón.
Así te lo digo. Como todo español de bien, llevo dentro mío una combinación de líder político, económico y social que sabe todo lo que está mal en el mundo y como se resolvería en dos patás... Llevando yo las riendas, por supuesto. De esto me encargo yo. Quita, que tú no sabes. Cuánto inútil suelto, Dios mío.
Lo que a mí me separa de cualquier tertuliano de laSexta TV, la Cope o InterEconomía (por poner algún ejemplo español), es que yo sí me acuerdo de las veces en que me han demostrado que no tenía razón, a pesar de que yo llevaba un buen rato gritando y gesticulando, convencido de ser poseedor de la sacrosanta verdad. O, dicho de modo simple, he quedado demasiadas veces como un idiota por defender algo que yo creía que era LA VERDAD, así, con mayúsculas, cuando no pasaba de una afirmación de baratillo comprada a 10 céntimos en cualquier badulaque.
O sea, que sí. Lo reconozco. Soy un enterado más. Pero así y todo, mi opinión es importante para mí, y como no quiero molestar a nadie con ella, pues la emito aquí, desde mi discretita atalaya. Al fin y al cabo, he creado esta web para mostrar al mundo lo que he creado y que el lector crea que puede ser interesante. Lo que no te interese, no lo leas. Y santas pascuas.
Y todo esto viene a cuento, no sólo para presentar esta humilde sección, sino para justificar por qué he elegido el tema CREER EN UNO MISMO para el primer artículo. Por que en esta vida te vas a encontrar con muchísimo cuñado y muchísimo soberbio que te va a decir QUE NO PUEDES. Que no vales. Que eres muy joven, o muy viejo, o muy torpe, o muy feo... Yo que sé. A la hora de sobrarse y ofenderte, no se van a cortar un pelo. Por que lo que en realidad creen estar haciendo es protegerse a sí mismos de sus propias decisiones.
Para ser feliz, deberías hacer lo que quieres hacer.
Por "hacer", me refiero a un montón de cosas, supongo, pero sobre todo a cómo enfocas tu vida laboral y tu vida personal. ¿En qué querrías trabajar?. ¿Qué querrías estudiar?. ¿Qué te gustaría saber hacer?. A algunos les gusta la música, y querrían vivir de lo que obtuvieran interpretando un instrumento. Otros aman la Literatura con toda su alma, y quisieran ser escritores. Hay gente que sería feliz trabajando en una Biblioteca o en una Librería, y otros cuyo sueño sería entrar en la NASA.
Y la mayor parte de nosotros elige "tener los pies en la tierra" y "ser práctico", de modo que renuncia desde el principio a su sueño. Nos limitamos a tomar las elecciones menos molestas o menos indeseables para nosotros, en forma de elegir una carrera "con salida profesional", e ir pensando en "prepararse una oposición", que esos sí que viven bien, oyes. Pasamos la mayor parte de nuestras vidas desarrollando actividades y llevando vidas acordes a lo que creemos que los demás esperan de nosotros, y no tratando de hacer lo que nosotros querríamos haber hecho.
Todo el mundo va construyendo su propia vida a base de decisiones.
¡Ojo!. ¡No estoy diciendo que todo el mundo deba liarse la manta a la cabeza, abandonar su familia y trabajo, vestirse de lagarterana y comprar un billete a Jolivú para empezar una exitosa carrera como actor!. Lo único que digo es que todos deberíamos plantearnos de vez en cuando es si las decisiones que tomamos son realmente nuestras o si estamos actuando de acuerdo a lo que creemos que los demás esperan de nosotros.
Y es que nuestras vidas las construímos únicamente nosotros, con las decisiones que vamos tomando. Es cierto que a veces suceden cosas en la vida sobre las que no tenemos ningún tipo de poder de decisión (una enfermedad grave, un problema familiar, una ruptura amorosa), pero incluso en esos casos está en nuestras manos el decidir cómo nos enfrentamos a esos cambios vitales. Al final somos siempre los dueños de nuestras propias vidas.
Deja que te ponga un ejemplo que puede generar bastante polémica, pero que me suele suceder a menudo con alumnos de Bachillerato. Cuando se habla de la elección de carrera de cara a la Universidad, suele haber una diferencia importante en muchos casos entre "qué me apetece hacer" y "qué me conviene hacer", esta última hermana de "qué opinan mis padres que yo debería hacer" y prima de "la cantidad de trabajo disponible para cada opción. Es obvio que es una decisión importante, y yo menos que nadie voy a intentar influirles en un sentido o en otro. Pero suelo decirles lo siguiente: "piensa que dentro de veinte años repasarás todo aquello que va mal en tu vida fruto de decisiones que tomaste influido por otros. Mirarás hacia atrás para echar la culpa a todos los que te presionaron para hacerlo y descubrirás que ya no queda nadie. Estarás tú solo..."
Así es, amiguitos. Al final, los únicos responsables de hasta qué punto la vida nos va bien o mal, somos nosotros. Y por eso deberíamos tomar siempre las decisiones que realmente queremos tomar. ¿Y qué tiene que ver esto con creer en uno mismo? Pues que las decisiones "en nuestra contra" que normalmente tomamos vienen influidas por lo que otros piensan de nosotros, si elegimos creer que esa gente sabe mejor que nosotros qué es lo que nos conviene.
Nunca aceptes que te digan "no puedes"
Sí, lo sé. Esa frase suena a eslogan publicitario de bebida carbonatada, o a película americana. De hecho, Will Smith borda este concepto en "En busca de la felicidad":
Cuando te decides a hacer algo, no faltará gente que, de un modo u otro, tratará de desanimarte. Si no es porque no estás capacitado para ello, es porque es una locura, o porque nadie lo ha hecho antes. Todos te enviarán mensajes negativos con la mejor de las intenciones, "para protegerte". A lo mejor hasta ellos se lo creen. Pero la auténtica razón, un 99% de las veces, será porque ellos nunca han intentado poner en marcha sus propios sueños, y les aterra la posibilidad de que otro lo consiga. De ser así, se enfrentarían a una incómoda verdad: en realidad, nunca lo intentaron porque les compensaba más autoengañarse pensando que era imposible.
Porque nadie ha dicho que vaya a ser fácil.
Efectivamente, querido lector: nada es fácil en la vida. Al menos, nada que valga la pena, porque de ser así, todo el mundo lo tendría. Por eso te comentaba en el párrafo anterior que la mayoría de la gente prefiere autoengañarse y ser infeliz pensando que su sueño es imposible, y ellos se limitan a ser prácticos no intentándolo. Porque la alternativa da miedo. Puedes lograrlo. Pero ello te va a exigir una buena dosis de trabajo diario, salir de tu zona de comfort y someterte a varios procesos, normalmente incómodos, cansados o simplemente aburridos. Si quieres aprender a tocar la guitarra, puedes. Pero necesitarás mucha disciplina. Si quieres ser campeón de Karate, tienes que estar dispuesto a sacrificar la mayor parte de tu tiempo entrenando, sudando y sufriendo físicamente.
Deja que te cuente mi primera clase de Kick Boxing. Por aquél entonces yo pesaba unos 110 kilos, ¡y ya había perdido 20 durante los últimos dos años, algo que también parecía imposible para mí!. Llegué al tatami. Durante los primeros 20 minutos de calentamiento, ya estaba agotado. Los siguientes 30 minutos desarrollé como pude los ejercicios que nuestro entrenador pedía. Me comí dos guantazos como dos soles. Los últimos 10 minutos de estiramiento me los tiré, en su mayoría, tirado en el tatami, luchando por respirar. Recogí mis cosas y me fui. Mi maestro me confesó muchos años después que estaba convencido de que no iba a verme más por allí.
Volví al día siguiente. Me agoté durante el calentamiento, me dieron otras dos yoyas. Me tiré tumbado, agotado, la fase de estiramientos. Así las siguientes dos/tres semanas, tres o cuatro días por semana. Contra el criterio de mi maestro, no me rendí. Volví cada día. Estuve atento a cada leve mejoría que podía atisbar. Un día era capaz de hacer alguna abdominal en la fase final, en lugar de quedarme resoplando. Otro podía notar que aguantaba saltando a la comba durante cincuenta veces seguidas. Sesenta al día siguiente. Y así.
El resto es historia. Historia REAL. No hay escena final con música de Survivor en mi vida deportiva. Hubo días buenos y días malos. Muchas veces estuve a punto de abandonar. De hecho, dejaba de ir durante semanas enteras. Me examiné de cinturón negro, y aprobé. Un par de años después me examiné para el segundo dan, y suspendí. Me aprobaron un tiempo después.
En la actualidad, tengo el Kick Boxing bastante abandonado. Me dedico a otras cosas. Pero lo importante no es si conseguí lo que quería. Si te digo la verdad, el cinturón negro no me importaba. Lo que quería saber era SI ERA CAPAZ DE CONSEGUIRLO, PORQUE TODO EL MUNDO ME DIJO QUE YO NO PODÍA HACER ESO.
Sé feliz mientras haces lo que te gusta. No te enfoques en el resultado.
Y es que la vida no es una película. No hay final feliz, ni final triste. El único final es que un día te mueres, y se acabó. Por eso lo que importa no es que vayas a conseguir el objetivo que te habías marcado, sino que estés haciendo lo que realmente quieres hacer. Lo que te apasiona. Si te mantienes en esa línea, serás feliz haciendo lo que haces. Y eso es lo que realmente importa. Que llenes tu vida haciendo cosas que te gustan, porque así será mucho más fácil que hagas felices a los que te rodean.
Últimos consejos
Pon toda tu pasión en lo que haces. Lucha siempre por ser el mejor, sabiendo que siempre habrá otro mejor que tú. Y no te sientas mal por ello. Agradécelo, por que eso te brindará un estímulo para seguir mejorando y creciendo, tratando de superar ese nuevo nivel. Y recuerda siempre que mientras trabajas por conseguir tus objetivos, habrá malos momentos, y que tendrás que fallar y equivocarte muchas veces. En esos momentos no tendrás más remedio que volver a levantarte y seguir intentándolo, porque el único salmón que nada a favor de la corriente es el que está muerto.
Agradece las veces que te equivocas, porque son el único modo de que compruebes que hay errores en tu proceder y te indicarán cómo tienes que hacerlo (o al menos, sabrás otro modo en que no tienes que hacerlo).
Y para acabar: PUEDES INTENTARLO, O DECIDIR QUE NO TE COMPENSA EL ESFUERZO Y NO INTENTARLO. No pasa nada. Eres libre. Pero sea lo que sea, recuerda siempre que es tu propia decisión.
Y con eso acaba mi primer artículo de opinión. No sé si te parecerá bueno o no. Al menos para mí, esas ideas funcionan. Guían mi vida. Si quiero lograr algo, me pongo a ello. Muchas veces fallo. Pero cuando realmente fracaso (y alguna vez lo he hecho), es cuando abandono.
¡Eso es todo por hoy, amiguetes!. ¡Seguid disfrutando!. ¡Seguid creando!. ¡Siempre creciendo, siempre aprendiendo!. ¡Cultura Maker!.